miércoles, 16 de mayo de 2012

# EL GRINGO

#7 EL GRINGO

"... No se por qué lo dejé entrar a mi casa. No se cómo lo invité, por empezar. Era un desconocido! Y por más conocido que fuera, es un hombre, vos sabés que yo no llevo hombres a mi casa. Yo voy a la casa de ellos en todo caso. ...
Y bueno, yo estaba buscando unos ajíes peruanos para plantar en una maceta que me quedó vacía. La plantita cuando da los ajíes es  muy ornamental. Y él estaba ahi, creo que buscaba flores para su novia, o su mujer, no se. Ya te dije cómo era! Grandote, rubio, cara de gringo, y cuando me habló me di cuenta que efectivamente no era de acá, se me hace que era irlandés, u holandés, o algo así, porque hablaba con un acento raro. Me preguntó qué flores le gustaban a las mujeres. yo le dije que en mi opinión las orquídeas son un regalo hermoso. Bah, a mi me gustaría que me regalen una orquídea, pero porque yo no soy muy de los ramos de flores y las cajas de bombones. En fin, llevó la orquídea más cara, y después me invitó a tomar un café....
Le dije que si, y fuimos a un barcito que quedaba cerca, el lugar estaba bueno, era bastante tranquilo. Después del café me dio su tarjeta y me dijo que a la noche me invitaba a cenar. En la tarjeta anotó la dirección de un restaurant, y me dijo que fuera ahí  a las diez y media de la noche. Que si fuí?? Obvio.

Me puse lo que suelo ponerme en esos casos extraños... vestidito negro, zapatos altísimos, nada muy loco. Y cuando llegué al lugar no lo podía creer, se veía re elegante... él digo, estaba de traje y corbata!! no entendía nada. Pero bueno, ya estaba ahí y había que disfrutar de la noche. El lugar era muy elegante, y como suele pasar cuando salís con tipos grandes: tomamos un muy buen vino, comimos bastante bien, y después.. no se por qué hice eso! Lo invité a mi casa....
Si, ya se que me vas a preguntar, y si querés saber que pasó, pasó lo que tenía que pasar... fue increíble sentir ese cuerpo inmenso, todo ese calor y esa fuerza intentando, con cada jadeo permanecer más tiempo en mí. Toda esa fuerza, brazos anchos, duros, me agarraba con firmeza, no me dejaba moverme, no me dejaba hacerle lo que hubiera querido. Controló con torpeza cada momento, hasta que, bañado en sudor, me dejó con delicadeza sobre mi cama, al lado de él. Y me dormí... podés creerlo? Jamás me duermo...
Al otro día cuando me desperté... no sabría explicar con certeza lo que sentí, pero aparte de encontrarme sola, encontré un sobre de papel. Y sabés que tenía? tresmil....."

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