jueves, 19 de mayo de 2011

#AMAR

#1 amar
HG es una chica normal, que estudia alemán por la mañana, corre en el parque por la tarde, duerme por la noche, excepto los sábados, que pasa horas en su PC dibujando.
Para caracterizar más a nuestra nueva amiga, voy a contarles que HG es una chica que disfruta de vivir en una ciudad grande, en un departamento pequeño, que no posee más que una gran biblioteca, un futón, una mesa con cuatro sillas, un caro equipo de música, y un único cuadro que le regaló su abuela. HG viste ropa que compra en casas de antigüedades, suele llevar el pelo negro, recogido en un rodete, y lleva lentes de marco grueso que no permiten ver que tiene ojos grises. A HG le encantan las carteras y los zapatos, los animales y las plantas, tomar té. Le gusta el aire de los sábados por la mañana, y la deprimen los atardeceres de invierno. Es una chica tranquila, pero no puede estar aburrida encerrada sin hacer nada. Es una chica callada, pero habla mucho con sus pocos amigos. HG tiene tantas ambivalencias como sencillez.
Su historia comenzó cuando se enamoró platónicamente del chico que trabaja en el bar de la facultad, pero su timidez siempre le impidió hablarle en todas las oportunidades que lo tuvo cerca. Pasaron varios meses, durante los cuales ella compraba su almuerzo, y lo miraba de lejos, siempre desde su tímido rincón. Había aprendido cuáles eran sus días de trabajo, y sus horarios. Sabía por ejemplo, que él estaría los lunes por la tarde, y los jueves por la mañana. También sabía que él comía chicles de sandía. Hasta que un día, como todos los días, ella le pidió su sándwich de tomate y queso. Y él le pidió su teléfono. Súbito, conciso, concreto. Y ella lo amó hasta el hartazgo, cada día y a cada segundo, un poco más.
En resumidas cuentas, HG fue completamente feliz al lado del chico del bar, pasearon por los parques, cenaron juntos, vieron miles de películas, salieron con amigos, pero sobre todo rieron juntos. Él la cuidó, se desvivió por ella, ella hubiera dado todo por él.
La felicidad duró bastante, hasta que el chico del bar besó a SG, y el corazón de HG se congeló.
Amar hasta desvivirse….??

1 comentario:

  1. Si me desvivo, no tendré vida para darle a HG y congelaré su corazón. Todo lo desvivido sería derrocado tan sólo por el frío que produciría. Al fin y al cabo, siempre sabría que eso ocurriría.

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A los Caramelos les encantan los comentarios de los amigos que pasan a visitar. Leemos cada uno de ellos!!!