Detrás de ese nombre, de lugares extraños, cuyas letras conozco desde el principio al fin,
se esconde una luz y un ser que no soy.
Empapada en lágrimas y sangre.
Disfrazada de alegrías y fiestas.
Con un sólo sueño, un solo fin.
En un lugar muy lejano, donde los ojos no alcanzan a ver,
entre las paredes podridas de alguna casa oscura,
detrás de unas cortinas viejas,
enterrada en un jardín mohoso,
o dentro de un cuerpo frágil y lastimado.
Soy algo que no veo,
veo a alguien que no soy.
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