Qué
necesito para que me quieras? Que necesito para resultarte hermosa?
Ya no
basta con que sea simpática, buena compañera, comprensiva, y sepa cocinar bien.
Ya no
basta con que te satisfaga en cualquiera de los sentidos posibles.
Ya no basta
cómo me vista, cómo actúe, cómo te mime.
Y con
cada insulto me envuelvo en mis sábanas.
Me acurruco, dolida. Me hago cada vez más
pequeña.
Parezco
una bola, enroscada en el algodón blanco.
Parezco
un pimpollo. Parezco una pupa. Parezco un copo de nieve.
Y me
derrito contra una pared. Caigo como una lágrima. Me deslizo hacia el suelo.
Y penetro entre las piedras, entre la tierra.
Y desde
la profundidad ya no te oigo.
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